miércoles, 3 de noviembre de 2021

🪦 𝔐𝔯 𝔑𝔬𝔟𝔬𝔡𝔶 ⚰️ Capitulo 2.

 El ocaso ya estaba llegando, las aves habían dejado de cantar y cuando Andrew subió al auto en el copiloto junto a Judas, se percato que el silencio era un poco... tranquilizante... en ningún momento pensó en lo abrumador que era la vista desde la casa de una de las vecinas, la mirada sorprendida o preocupada que el señor de la tienda le brindó cuando cruzó por enfrente del carro antes de arrancar el motor.

Durante el camino a la cafetería ninguno hizo comentario alguno, unicamente Judas le daba miradas fugaces a Andrew con una pequeña sonrisa que no sabría describir, podría ser una sonrisa de felicidad por al fin ir a comer algo, o simplemente era el placer de haber sido aceptado por Andrew. 


—¿Eres de aquí?— 


Comenzó preguntando Andrew queriendo disipar la atención de él, hacía la ventana a su costado.


—Mm, soy de todas partes, no suelo quedarme demasiado tiempo en un sitio— 


—Ah... Inquieto eh— Una broma suave seguido de una pequeña risa 


—Si... No soy yo... Es cosa de mi ocupación, no me permite asentarme— 


—¿A qué te dedicas?— 


—¿Mmh...? Yo... Creo que me dedico a toco.— Judas igual bromeó, pero él se rió abiertamente. —Limpio lugares, aveces hago favores, todo lo que se pueda hacer a cambio de dinero y un poco de diversión, ya sabes.— Judas lo miró volviendo a guardar silencio a la par de estacionar el auto —Pero ¿Por qué estamos hablando de mi? Tu debes ser mucho más interesante que yo.— 



—Mmm jaja... Yo no soy interesante, solo... Dirijo eventos, en eso paso todo mi rato, de echo yo organice la boda de Susan y Ma... Mattew— Maldición, el nombre se le atoró en la garganta, y frente a la completa atención de Judas, ¿Por qué siempre tenía que arruinar todo?


—La boda claro, debo confesarte que fué preciosa... Algo tenía incluso el vals fué mágico— No, mala elección de palabras. Judas Pretendió acariciar la mejilla de Andrew pero el pequeño ya tenía la puerta abierta. 


—Eso no lo hice yo— Espeto severo y con suficientes dejes de desprecio para saber lo mal que sonó el cumplido. 


Andrew se alejó de la mano de Judas, salió dando un portazo y caminó en dirección a la cafetería a paso tan largos que casi lo alcanzan trotando.

—¡Oye... espera!—


Judas se tuvo que apresurar a detenerlo tomándolo de la mano, Andrew simplemente se dejó hacer, igual no contaba con la energía suficiente para pelear de nuevo. Ambos se miraron y para sorpresa del menor, el rubio solo le sonrió intentando que con eso se entendiera que no pasaba nada y sido había sido un comentario. al poco rato dejaron la cosa  volar y tomaron la mesa que Judas escogió, al fondo del local, lejos del resto de personas para brindarles privacidad y de la estereo para estar tranquilos y sin ruido adicional.


—Buenas noches, bienvenidos, ¿Les tomo la orden?— Judas miró a Andrew y él negó despacio pasando la mirada por la carta distraido.


—Estamos bien, gracias— La mesera asintió y se retiró, y Andrew bajó la carta, recargando la barbilla contra la mesa.


—Disculpa por hacer un teatro allá afuera...—


—No no, déjalo, lo entiendo... Sé que no confías en mí porque ya sabes... no me conoces, pero puede que yo sea de ayuda— Andrew lo miró con el entrecejo fruncido extrañado por la repentina propuesta, estaba claro que no le iba a contar la mierda que se llevaba encima.


—¿Disculpa?—


—Oh dioses... no, no quiero que pienses que soy un entrometido... es solo que la imagen de tí llorando en ése patio trasero... te quedaste en mi mente toda la noche—


—¿Por qué? Tu mismo lo dijiste, no nos conocemos— Andrew comenzó a removerse incómodo.


—No, dije que tu a mí no me conoces.— Judas sonrió calidamente.


Y algo pareció hacer click en la cabeza de Andrew —Oh santa mierda... ¿eres un acosador?—


—¡¿Qué? NOO... quiero decir, soy amigo de Mattew desde octavo grado, claro que te eh visto muchas veces, era divertido, te paseabas detrás de Matt todo el tiempo, en realidad fue un poco decepcionante saber que se casaría— Judas posó su mano sobre la de Andrew aprovechando su pequeño shock, y la acarició con suavidad. —Siempre te ví más hermoso a tí que a Susan—


Y con ésto ultimo, fue Andrew el que reaccionó, y quitó la mano de la superficie como si le quemara. —!¿De qué mierda estás hablando?! Tu... dices que lo lo, ¿Lo sabes?—


—Mmmh no lo sé, depende de qué estés preguntando...—


—Sabes de...— La voz se le comenzó a desmoronar, pero se negaba a sollozar, tomó el poco coraje que le quedaba y miró a Judas al rostro con tanta pena y tristeza, pero avergonzado de verse descubierto —De mis sen...—


—Si, y no necesitas explicar nada, eso no me corresponde.—  Judas lo interrumpió, y con el entrecejo contraído en un gesto de preocupación obligó a Andrew a mirarlo a los ojos, tomándolo por la barbilla. 

—Solo quiero que sepas que aquí estoy, y si tu lo quieres así, me puedo quedar— Andrew tenía más de un tornado en la cabeza, con un hasta ahora desconocido amigo de Andrew declarándosele... de echo, él conoció a todos los compañeros de Mattew, eso de estar detrás de él todo el tiempo, en realidad no había sido una mentira; y en todo el tiempo de conocerlo... nunca había visto a Judas, y Mattew nunca lo mencionó, pero igual las caricias de Judas sobre su mejilla le ayudaban a embriagar las dudas, porque Mattew podía tener amigos de los que nunca habla ¿Cierto?

🪦 𝔐𝔯 𝔑𝔬𝔟𝔬𝔡𝔶 ⚰️ Capitulo 1.



 Día nuevo! Sentimientos nuevos y un peso del que ya me había librado la noche anterior, después de todo, lo que sentía ya no importa ahora, ya no tengo ninguna voz en el asunto. 

Por lo que, como cada domingo hacía, me levanté y dejé las llaves del auto en el cenicero de la entrada, hacía buen clima, cuando es domingo por la mañana con solecito arriba me encantaba caminar sintiendo aún el rocío del amanecer... Y me faltaba huevo para el desayuno, para éso no necesitaba usar el auto.

Cerré la puerta del departamento detrás de mí, y al ser una dependencia sin pasillos interiores, únicamente con dos torres mirándose una contra la otra, separada por dos escaleras metálicas que daban directo con el portero, bajé y saludé al guardia en turno con una sonrisa. Debo admitir que después de llegar anoche y llorar hasta perder el conocimiento, ahora me siento más... Ligero, como si hubiera soltado algo que llevaba arrastrando desde hace meses.

Pero aún con toda la ligereza que sentía, no podía evitar pensar en qué estarían haciendo en su luna de miel, ni siquiera me despedí adecuadamente anoche, ¿Estaría él molesto conmigo por eso?... Pff pero qué mierdas estoy pensando, claro que no iba a estarlo, no es como que estuviera al pendiente de mí toda la noche, no me dedico nisiquiera una mirada a los ojos... Y vaya que la busqué. 

Estaba comenzando a asquearme, porque esos pensamientos tendían a ser más recurrentes conforme pasaban los días, y así del sábado pasamos al jueves por la noche y de ahí al viernes por la mañana. Me estaba convirtiendo en un esclavo de mis pensamientos, la semana ya había dado vuelta y yo solo podía imaginar cuántas veces ya habían tenido sexo aquellos dos, pensando en lo mucho que se querían... Pensamiento tan repugnantes que me quitaban el hambre y mellaban mi descanso.

No fué hasta las dos de éste viernes que recibí un mensaje de Sole, una amiga de mi hermana. Volverían de la luna de miel en unas semanas y me encargó pasarme por la casa de Mattew para limpiar porque no podría hacerlo ella. Sinceramente no quería, estar ahí me traía recuerdos muy amargos, pero cuando ví la ridícula cantidad que estaba dispuesta a pagarme, yo acepte, igual una plata extra nunca venía de más. Así que con muchos limpiadores con aroma a limón me estacioné frente a ésa estúpida residencia.

Bajé en silencio y con el alma en la garganta, solo era cosa de dar un par de vueltas en la próxima semana y listo, me pagarían por hacer lo mismo que hago en mi departamento... Y además estaría solo, igual no tengo porqué ponerme así... Entrando a la casa donde se albergaban las memorias más tristes...


Saqué todo el aire que llevaba en los pulmones, debía ser fuerte, la vida era así, de ésto se trataba, subidas y bajas. Con éste pensamiento tomé las llames y tire de la puerta para entrar, con bolsa de trastos de limpieza en una mano y el manojo de llaves en la otra. Y con todo y todo, cuando ví lo que me recibía dentro ambos terminaron desperdigados por el piso en un segundo.


—... Pero qué carajo...—

—¿Eh? ¡Ah hola, así que tú eres... ¿Sole? ¿El que viene a limpiar?— Frente a mí habían dos pectorales tan tensos por el ejercicio que seguramente el extraño había estado haciendo... Que alguien me explique porqué carajo hay un mamado sin camisa que no conozco, en la casa de Mattew...

—¿Quién eres tú y qué haces aquí?...— 

—¿Yo? Eso debo preguntarlo yo precioso— ¿Qué verga dijo?

—Si, yo soy el que viene a hacer limpieza... Y me llamo Andrew, no precioso— Fruncí el ceño, pero el sujeto ni se inmutó, de echo se estaba acercando... Ay no se estaba acercando...


—Si si, porsupuesto. Precioso. Soy Judas, un amigo del dueño, me pidió cuidar la casa...— Dió tres pasos largos, porque sí él imbécil medía como 30 centímetros más que yo, antes de comenzar a invadir mi espacio personal. 

—Si bueno, veo entonces que la casa está bien cuidada... Así que yo me retiro y...—

—No, espera— El tipo a casi treinta centímetros de mí me tomó de la espalda para evitar que me fuera y grandísimo idiota ¿Porqué me tocaaaa? Es más ¿Porqué no me salgo de la casa y ya?... Esperen, me llegó un deja vú.

—¿Tu eres el...?— 

—Oh dios mío, eres el nene de la fiesta ¿Cómo no reconocí esas piernita antes?— 

—¿Qué? Oye oye, no te estés confundiendo, aléjate de mi— De un empujón lo suficientemente fuerte lo aparté —No te me vuelvas a acercar ¿Oíste?— 

Pero parecía como si el imbécil no quisiera entenderme, porque aunque yo continuaba apartándolo de mí, el me mantenía apretado con su pinche mano en mi espalda.

Una pequeña batalla de miradas comenzó, con Judas tastabillando unos segundos antes de regresar sobre sus pasos aún mirando al rostro a Andrew —Las... Cosas de limpieza están en la habitación debajo de las escaleras, en aquella puerta— Judas hizo un mojin extraño, intentando sonreír pero notablemente incómodo por el rechazo. Señaló una puerta de madera negra y tomó una pequeña toalla del sofá para desaparecer por el pasillo —Solo grita si necesitas algo— 

—... Bien...— Y no mentiría si dijera que la incomodidad había llegado solo para Judas, también Andrew quedó no sabiendo qué gesto colocar, no estaba acostumbrado a recibir la atención, y rechazarla era otra cara de la moneda...

Las horas solo pasaron, Judas permaneció en la planta alta jugando en la habitación de Mattew, de vez en cuando bajaba a la cocina por zumos o frituras, y Andrew terminó su labor antes de lo que esperaba, para su sorpresa, al parecer Judas había estado limpiando en el tiempo que llevaba de semana.


Andrew avanzó escaleras arriba una vez terminó la labor y guardó los utensilios de limpieza. Aún podía oír los grupos de la campaña de juego del castaño en la habitación principal. Solo avanzó, tomó el pomo y sin previo aviso entró.


—... Ya terminé, debo irme— 

—Ya chicos, debo irme— Judas volteó, dejando de inmediato el control del juego, por las bocinas aún se escuchaban quejas por la retirada del mayor, pero igual éste le sonrió amable a Andrew. 
—Te puedo invitar a comer— El menor se dió por aludido, pasando de la invitación, más que nada porque necesitaba volver a casa... No como necesidad activa pero sí lo quería demasiado.


—No no, yo, comí antes de venir acá— Pero su mala suerte salió a flote y gracias al trabajo que le llevó la mañana, se quedó sin combustible y las tripas le decidieron rugir en ése momento. Las mejillas se le tiñieron de rojo.

—Ppff ¿Estás seguro?— 

—Ehh si, no quiero, y no tengo hambre ¿Ok? —


—Bueni, igual no estaba preguntando, vamos, limpiar ésta ridículamente enorme casa es muy cansado, debes querer comerte una vaca— 

—Que ya te dije que no— *Pero Judas igual no lo escuchó, solo caminó en su dirección pasando a colocarse una sudadera sobre su torso desnudo, y tiró de el por la muñeca escaleras abajo. 

—Conozco una cafetería que prepara los mejores waffles de la ciudad, ¿Te gustan cierto?— 
Andrew sólo viró los ojos, y aunque internamente deseaba con locura comer algo calentito, tenía mucho tiempo que no comía waffles... De echo, el último en prepararle waffles había sido... Mattew, después de ésa noche... —No, de echo no me gustan los waffles— 

Judas se giró en su dirección preocupado por el drástico cambio de tono que Andrew usó. Pero lo pensó unos segundos, seguro suponiendo que era cosa de niños y no le tomó importancia —Estoy seguro que tienen todo un menú que seguro sí te gustara— Judas le brindó la sonrisa más cálida que Andrew pudiera haber visto... Era mucho más cálida que la sonrisa de Mattew... Bueno, tampoco era que Matt sonriera muy seguido, de echo, era muy arisco y cerrado, se preguntaba qué le pudo haber visto cuando se enamoró de él.

—Ven sube, no queda muy lejos de aquí— En segundo se perdió en un sus pensamientos y cuando se percató estaba en el estacionamiento, y frente al auto blanco de Mattew ¿Se lo había prestado?


—¿Te deja usarlo?— 

—Eeh... Realmente no, pero varias veces chocó el mío haciendo el imbécil, por lo que de acuerdo a la ley Ojo por ojo, sé que puedo usarlo— Judas volvió a sonreír ¿Por qué su sonrisa es tan diferente? Tan... Inocente... 


—Bien... Pero tú pagarás la cuenta— Y por primera vez desde hacía mucho tiempo, Andrew se permitió bromear y olvidar por un segundo todo la mierda que llevaba encima. Bromeó y cuando Judas se rió él también lo hizo, no tenía porqué estar amargado todo el rato ¿Cierto?, Porque éso era lo que la cálida sonrisa de Judas le estaba pidiendo a gritos...


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jueves, 21 de octubre de 2021

🪦 𝔐𝔯 𝔑𝔬𝔟𝔬𝔡𝔶 ⚰️ Prologo.


 PROLOGO.


Era sábado por la mañana, era... Un día especial. Hoy las campanas de la iglesia se escuchaban por toda avenida, los panaderos y banqueteros se apresuraban a terminar los preparativos, y frente a todo el mar de cabezas que murmuraba ansiosos de aquí allá lo maravillosa que sería la recepción y ceremonia, me encontraba yo. Porque hoy debía adornar la iglesia para dejar ir al amor de mi vida... Con mi hermana...

Los repiques ceremoniales de la catedral, uno a uno comenzaron a drenar mi energía y adormecer mi perpetua sonrisa. Y entonces sucedió. Las campanas dejaron de sonar, era nuestro momen... Era su momento...


Cuidando que no faltará ningún preparativo para la recepción, salí del comedor y caminé a la habitación que correspondía a la novia en el club sabíamos rentado, mi trabajo era estar con ella, debía estar con ella en el mejor día de su vida. Así que respirando hondo y con una resolución renovada, tomé el pomo de la puerta y despacio entré. 

Adentro estaban las damas de honor empeñadas en acomodar el velo sobre el tocado, sin embargo, al verme entrar entendieron que su trabajo ahí había concluido, por lo que apresuradas tomaron sus cosas y se pasaron a la habitación contigua para comenzar a prepararse ellas 

En la habitación en silencio, y y en la calma estar solos los dos, Susan y miro a través del espejo de un tocador, y como pequeña que se pierden en supermercado y encuentra a su mamá, dejó de maquillarse, los sus broches y todo lo que tuvieras la mano y se apresuró a levantarse para abalanzarse sobre mí. 


Me dio el abrazo más largo de toda mi vida y yo tomándola por la cintura la levanté, la amaba, no me importaba con quién se casaba o qué tanto daño me haría, siempre iba a amar a mi pequeña hermana.

Su precioso vestido voló por la habitación mientras ambos dábamos vueltas, y en segundos comenzamos a reír y yo olvidé miserable que mi corazón me hacía sentir.


Solo la baje para tomarla por los brazos con suavidad y acariciarla de arriba abajo, mirándole a los ojos con genuino ternura 


—Yo... No sé qué es lo que estoy haciendo... Estás demasiado para procesar, Andrew yo...— La callé con un dedo sobre los labios, no necesitaba escuchar excusas, subieron arbios a que debía de estar con el día de su boda... Y también sabía la repugnante verdad que estaba apunto de decirme...

—No cariño, hoy no vas a controlar nada, de eso me encargaré yo, estoy es tu día, y quiero que la disfrutes como el mejor de toda tu vida— Le sonreí tomando su mentón para que me mirará a los ojos —Y quiero que olvides...— A la mitad me trabé, tomando todas las fuerzas que me quedaba para tragarme el nudo en la garganta, no me podía quebrar ahí, frente a ella. —Que olvides estos 6 meses— 

El semblante de Susan cambió, y ella con sus suaves manos tuvo mis mejillas y me sonrío consoladora como siempre.

 —Oh Andrew... No puedo imaginar lo que estás sintiendo ahora... Pero yo sé que la vida te tiene algo mucho mejor a ti que a mí, y te va a dar más felicidad pero que yo pueda llegar a tener, yo lo sé— Me besó la punta de la nariz, pero fue cuando nos interrumpiera llamando la puerta, ya había comenzado la ceremonia y Susan debía estar en la iglesia. 

Tomé los alfileres y en silencio me dediqué a acomodarle el vestido debidamente. Sólo me bastaron minutos para terminar el trabajo, y con fascinación mire la obra de arte que era mi hermana... Yo no podía culparlo a él... Simplemente era imposible no enamorarse de ella...


Las damas de honor se la llevan entre sonrisas, risas y bromas te lo bien que se la pasaría en una vida de casada y yo me quedé en la habitación con la excusa de arreglar los últimos detalles. Pero no era más que una excusa, necesitaba estar solo, necesitas escuchar los gritos de mis pensamientos rogando que detuviera la boda y gritara mis sentimientos en aquella iglesia.

En silencio caminé al sofá de la habitación, en penumbra y con la mirada en el vacío me senté. Hoy cambiaba la vida de tres personas, la vida de una pareja feliz la de un miserable que se enamoró de quien no debía.

Y aunque la miseria me arrastraba como una ola furiosa y violenta, tenía que ir, tenía que ir porque era mi hermana quien se casaba y no otra persona. ¿Cómo podía perderme su día? Aún después de todo lo que ocurrió tenía que estar para ella.


Con lentitud y pesadez en el corazón salí de esa habitación hacia la recepción, portando sonrisas y saludando a todos. Más mi corazón se sintió apretado al ver esa pareja feliz, sonreían, carcajeaban y se llenaban de amor. Y yo, yo solo estaba ahí, estático en una esquina deseando ser yo quien lo besara, quien lo mirara, quien fuera dueño de esa mirada brillante y dulce.

Inmediatamente aparte esos pensamientos y desvíe la mirada. No podía, me negaba a arruinarle la vida. Por lo que solo me senté en la fila correspondiente a mirarlos. A mirar como el hombre que amaba se casaba con alguien que no era yo.


La boda continuó, su amor era palpable en el aire... Y sin darme cuenta ya solo faltaba que ambos aceptarán. Él giró su rostro y miró todos los presentes y me sentí esperanzado, quizás... Quizás había una oportunidad, mi hermana me perdonaría, lo haría. Sin embargo, su mirada volvió a mi hermana y la aceptó con el corazón. 

Y ahí fué cuando mis lágrimas empezaron a sentir, quise gritar y parar todo, revelar que era el amor de mi vida y que cada día soñaba con él, que deseaba besarlo y fundirme en su abrazo, que si tenía que morir que fácilmente podría morirme de sus brazos... pero no pude. No sé si fué porque no debía o porque estaba tan paralizado que mi cuerpo no respondía. Pero no pude...

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Cuando los sacramentos fueron entregados, los lazos fueron acomodados y lo anillos jurados en un amor eterno sellado por un beso, los invitados se levantaron y aplaudieron todos con una sonrisa de emoción, señoras llorando, hombres chiflando y yo ahí, sentado aún en la butaca con lágrimas en las mejillas.

Una anciana a mi costado me tendió un pañuelo enternecida, pensando que mi lágrimas eran de emoción y no de la verdadera miseria que las causó, y yo con una sonrisa rosa lo acepte. Los novios tomados de la mano comenzaron su caminata en dirección a la salida con lo invitados haciéndoles sombra detrás.

Todos salieron menos yo, yo que me quedé tomando mi pecho con la angustia de colapsar ahí mismo. Presionando el pañuelo contra mi boca reprimiendo los sollozos.

Las damas de honor gritaban y agitaban sus ramos en la entrada, desde mi lugar las podía escuchar, por lo que, no dispuesto a dar un espectáculo ahí, me puse en pie silenciosamente y caminé despacio hacía la salida trasera, no me podía volver a cruzar con ellos, no debía, no teniendo el impulso de romper algo que no se podría arreglar.


Pasaron entre hora y hora y media para que llegaran a la recepción, dónde yo ya limpio, y distraído por el estrés de dirigir al personal del banquete

Por lo que vestido con un pantalón de vestir y simple camisa blanca me pasé a la puerta para recibirlos y junto al personal indicar los lugares. Necesitaba trabajar en esto, necesitaba ocupar mi mente.

Todo era perfecto, todos eran perfectos, todos hacían lo que debían hacer, todos menos yo... ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Cuál sonrisa se supone que debería poner? ¿Cuántos ajustes de mano debía dar para lucir bien? ¿Cuántas miradas debía darle para que pensara que estaba bien? 

Rezando porque la recepción fuera perfecta, me dirigí a la mesa de la novia cuando todos los invitados estuvieron ya sentados. Ella lucía preciosa, y él... No sabría describir como hiperventile mientras me acercaba a su mesa, mientras lo veía bromear con sus amigos sosteniendo la mano de mi hermana, sonriendo como si todo estuviera bien, como si nada hubiera pasado, como si yo nunca hubiera pasado... 

—¡Oh Andrew cariño!— Susan se levantó de su lugar cuando me vio acercarme, todos en la mesa guardaron silencio, igual te tendría que darme demasiado tiempo

—Buenas tardes— Saludé con educación al resto de invitados, mostrando una sonrisa amable y cariñosa... Nada más alejado de la realidad... —Susan, vamos a comenzar con el banquete.— La tomé de la cintura cuando estuvo junto a mí, y ella con una sonrisa de ilusión, el rostro iluminado y las mejillas sonrosadas volteó a ver a Matthew 

—Mi amor, ven vamos a dar un discurso para que el banquete comience— Susan se comenzó a tomar el vestido con las manos para poder caminar a la pista, Mattew simplemente se quedó sentado, mirándome sin mirar, pero un segundo llamado de mi hermana fue suficiente para llamar su atención y que se levantará de su sitio y correr a tomarle la mano. 


Este día estaba comenzando hacer demasiado para mí. Me tomé el respaldo de una de las sillas y con atención escuché 

—Agradecemos a todos los invitados por haber venido a nuestra mañana-noche de bodas— Quién llevaba el micrófono era Susan y entre risotadas miraba a los invitados —Solo quiero decirles que disfruten esta noche, si traen regalo se lo entregan a Andrew— Otra risotada y levantó la mano en mi dirección. Yo simplemente sonreí y salud con timidez e incomodidad. 

Un par de palabras más, inútiles para recordar, dieron comienzo al banquete. Dónde se Susan y Matthew regresaron a su sitio y comenzó mi trabajo. No quise volver a voltear esa mesa, sólo giré sobre mis talones y corría la cocina.

La comida se comenzó a servir con éxito.

La velada transcurrió, el primer, segundo y tercer tiempo se sirvieron y ahora la música llenaba el espacio, los invitados se había levantado bailar aunque algunos permanecían en sus sitios así no cualquier cosa o simplemente platicando. Llevaba aproximadamente una hora o hora y media que yo había salido de mi escondite en la cocina y ahora estaba frente a la pista de baile, se suponía que tenía que coordinar el sonido para el comienzo del vals, eran aproximadamente las 8:00 de la noche y sin lugar a dudas mi elección de decoración fue la mejor ja! Porque las rosas blancas nunca se pudieron haber visto mejor, resultando preciosas al lado del rostro iluminado de mi hermana y anda el en el centro de ésa estúpida pista.


Chasquee los dedos en dirección al DJ, era hora del comienzo del vals, y yo con un vaso de jugo de arándano con un poco de licor, me comenzaba a impacientar para poder llegar de regreso a mi departamento y refugiarme ahí para toda la eternidad... Pero algo llevó toda la mierda... Algo me quebró, pesar de haber pasado toda la velada reprimiéndome 

Fue esa canción, esa banda sonora que es imposible que yo confunda... Imposible que nosotros confundamos... Esa era nuestra canción


¡Santa mierda ésa era nuestra maldita canción! ¡¿Pues yo usarla como vals?! ¡¿Cómo se atrevía siquiera volver a escucharla?! 

Mi mano inconscientemente comenzó a presionar demasiado el vaso, el cristal se reventó entre mis miedos y no noté cuando el líquido mojo mis zapatos, así como mis lágrimas mis mejillas, y ese horrible dolor volvió embriagar mi estómago y esta vez no me pude contener, ahí frente a la pista de espaldas al DJ, ellos comenzaron a bailar y yo comencé a llorar, ya no me importaba los invitados, no me importaba arruinar la velada, sólo me importaba mi corazón roto y ese estúpido vals en el centro de ese estúpido pista con esa estúpida canción...

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Link de la canción en caso de quererla escuchar. 
Derechos a quien le corresponda, unicamente se adjunta por apoyo para la lectura.

https://www.youtube.com/watch?v=EcfEajB2F8s&list=RDEcfEajB2F8s&start_radio=1 

Nombre de la canción: I hear a Symphony
Autor o interprete: Cody Fry

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La iluminación bajo, las velas alrededor fueron prendidas y el ambiente se convirtió en un sueño romántico, yo lo había pedido así. Pero a pesar de haber pensado que todo estaría bien no aguanté así que salí a patio trasero, dónde no tuviera que ver sus felices rostros, gracias al infierno todos estaban adentro viendo el vals, por lo que cerré detrás de mí y escupí el gemido de dolor que luchaba por salir de ser la iglesia, me recargue de espaldas a la puerta pero no funcionó, la música llenaba mis oídos y era lo único que pensaba, mi mente se llenaba de dolorosos recuerdos preciosos y dolorosos recuerdos, mis mejillas estaban empapadas y me dio media vuelta contra el muro y recargue la frente intentando relajarme, tan sólo faltaban unas horas y me podría ir escapar de ahí era lo único que quería.

La música dentro cambió, si ya abrieron el vals, estaba libre la pista para cualquier baile que los invitados quisieran disfrutar, en cualquier momento saldrían para disfrutar de la piscina y yo debía calmarme, me incorpore y con las manos temblando sobre mis mejillas, las seque


Pretendía girarme para caminar hacía la cerca a fumar para relajarme, pero una voz me detuvo

—Nunca voy a entender a los que lloran en una boda, se supone que debería haber sonrisas y no mejillas mojadas— 

¿Pero qué mierda?... ¿Alguien me había visto? Con el entrecejo fruncido y los hombros tensos al sentirme desnudo frente a un completo desconocido, giré sobre mis talones 

—¿Disculpa?— Las palabras se escupieron con más agresividad de lo planeado 

—Si, ya sabes, escuchas que comienza el vals y por alguna razón se te salen las lágrimas...— Lo interrumpí repentinamente 

—¡¿De qué mierda estás hablando?!— 

—De lo que acabo de ver, y puedo notar que...—

—¡¿Y a ti en qué te afecta?! Métete en tus propios asuntos—

¿Quién carajo era él?

—Claro...— Escuché que soltó una sonrisa divertido mientras hacía un mojin extraño con las mejillas —Empecé mal... Olvida lo que te dije, me llamo...— 

—Me importa una mierda cómo te llames— Con ira y vergüenza terminé de limpiar mis mejillas y me apresuré a entrar de nuevo, cualquier cosa sería mejor que estar con un imbécil entrometido que me pusiera en un predicamento con sus preguntas estúpidas 


—Oye... ¡Oye espera!— Sentí al tarado acercarse para tomarme de la muñeca cuando ya iba pasando el umbral de la puerta. Levanté la mirada para encararlo y descubrí que de nada lo conocía, de echo, en mi vida lo había visto

—¡Suéltame!— Tiré de mi mano y me alejé de el, no miré al resto de los invitados, solo subí las escaleras en dirección a los dormitorios, después de todo mis servicios ya no eran requeridos, únicamente quedaba el pastel y eso lo podían hacer ellos solos. 


Sorbiendo mi nariz que había quedado floja por el llanto y tomando maleta, salí por la puerta trasera, no necesitaba encontrarme con las damas de honor o Mattew, ni mucho menos con Susan.


—Señor, esperemos haya quedado satisfecho con nuestros servicios— En el parkeado, me despidió el gerente, estrechando mi mano pues yo había echo el contrato con el club. Acepté con una sonrisa lo más genuina posible y agradecí igual.

—La velada fue fantástica, me retiro, el cansancio me comienza a cobrar factura— Bromeé y creyéndome completamente el gerente me dió el paso a encontrar mi auto.


Estando ya dentro del auto, después de meter todo en la cajuela, me puse en marcha, entre las luces de la ciudad iluminando cerré los ojos suspirando aliviado, solté todo el aire que necesitaba sacar y pisé el acelerador.


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🪦 𝔐𝔯 𝔑𝔬𝔟𝔬𝔡𝔶 ⚰️ Capitulo 2.

 El ocaso ya estaba llegando, las aves habían dejado de cantar y cuando Andrew subió al auto en el copiloto junto a Judas, se percato que el...